La obesidad crece en Latinoamérica. Entre los años 1995 y 2012 la población obesa mayor a 15 años creció un 99%, reflejando que un 26,54% de los latinoamericanos se pueden catalogar como obesos. El panorama es aún peor considerando que las tasas de personas con sobrepeso (no obesas) también se han incrementado mostrando un 9% de variación desde el año 95, manteniéndose relativamente estables desde el año 2005 en adelante. En total el año 2012, el 61,95% de los Latinoamericanos tienen algún grado de sobrepeso (personas con sobrepeso y personas obesas).
El año 2012 México (38,2%), Venezuela (34%) y Bolivia (32,3%) fueron los países con mayor prevalencia de sobrepeso en la región, lo que contrasta con otros países como Ecuador (14,2%), Argentina (19,2) y Brasil (20,9) que poseen índices menores. De esta gran diferencia entre distintos países de la región surgen interrogantes acerca de las causas de la obesidad en la región y de porqué algunos países poseen una mayor incidencia de este mal que otros.
Dentro de las distintas causas que afectan la obesidad, es importante notar que la evolución de la obesidad en la población mayor a 15 años desde el año 2000 al 2012 ha crecido a una tasa anual promedio de 4,7%, porcentaje muy similar a la tasa de crecimiento en valor constante de la comida rápida -que creció a un ritmo de 4,6%-.
Este ritmo es fruto de dos situaciones:
a) El importante incremento económico de la región se materializó en un aumento del ingreso disponible que creció a una tasa anual promedio constante de 4,4% impulsando el acceso de las clases más pobres al consumo de comida chatarra. Esto también ha significado que una gran parte de las personas están comiendo fuera de casa, tanto por diversión como por conveniencia, muchos ejecutivos y jóvenes empleados, por ejemplo, recurren a este tipo de comida por su precio y rapidez.
b) Asimismo, la penetración de cadenas de comida rápida en la región revitalizó la industria entera registrando un crecimiento anual promedio de 7,7% en sus ventas. Sin embargo las independientes se movieron a un ritmo en torno al 3,1%, movimientos explicados principalmente por la ventaja en costos de las cadenas, la realización de actividades de marketing y el posicionamiento en lugares claves.
Por otra parte, la comida procesada ha ido complementando la demanda de alimentos frescos (frutas y verduras) impulsada por la mejora de los procesos productivos, introducción de marcas internacionales, precios accesibles, posicionamiento de marketing adecuado, promociones atractivas y el uso de medios de comunicación masivos. Si consideramos a su vez la importante migración campo-ciudad producida en todos los países de la región durante los últimos años y la cada vez mayor densidad urbana en las ciudades, el uso de grandes espacios refleja de manera ideal cómo abastecer a grandes grupos de la población concentrados en espacios reducidos. De esta manera, el canal moderno ha crecido rápidamente en número de outlets desde el año 2000 al 2012, reflejando un crecimiento promedio de 9% en la región, versus tan solo un 1% del canal tradicional. Por este motivo, se ha reforzado la presencia de los alimentos procesados desplazando en cierta medida el consumo de alimentos frescos, vendidos popularmente en ferias. Esto ha implicado que, de conocer los ingredientes específicos de cada comida y su propiedad nutricional, se ha pasado a un estado de desconocimiento de lo que comemos, ya que por lo general el Latinoamericano no tiende a leer las etiquetas de los productos. De esta forma, gran parte de los alimentos procesados tienen poco valor nutritivo, lo que sumado al desconocimiento del consumidor, han contribuido al aumento del peso. A raíz de esto, varios países de Latinoamérica como Chile, Perú y Bolivia están legislando para reflejar de manera más clara el contenido nutricional de los alimentos y disminuir la creciente obesidad.
Otros cambios, se están produciendo por la cada vez mayor participación de la mujer en el trabajo, las cuales han dejado sus tareas de ama de casa para entrar de lleno al mundo laboral generando cambios profundos en el estereotipo del hogar en que la mujer tenía el rol de ama de casa. En el transcurso entre el año 2000 al 2012 el porcentaje de mujeres latinoamericanas empleadas creció de un 48.1% a un 57.8%. Esto a su vez ha empujado a comer fuera de casa: muchos niños, por ejemplo, se alimentan en los mismos colegios o a través de una colación que en muchos casos no es nutritiva ni saludable, contribuyendo al aumento de peso.
Otros factores son los relacionados al consumo de productos electrónicos tales como computadores, que en Latinoamérica han registrado un crecimiento anual promedio de 16% en términos de unidades desde el año 2000 al 2012. Chile lidera este crecimiento con un 21% y seguido por Colombia y Brasil con cifras similares (19%). Por otra parte, los sistemas de video entretenimiento en casa tales como televisores y reproductores de video registraron un crecimiento promedio en unidades de 8% en todo Latinoamérica durante el mismo período, versus el resto del mundo que muestra un crecimiento promedio de 2,56%. Chile nuevamente vuelve a liderar el crecimiento con un 16% de crecimiento en unidades.
De la misma manera, el crecimiento en valor de los videojuegos ha mostrado crecimientos promedio del 14% desde el 2000 al 2012, impactando drásticamente en el estilo de vida de jóvenes y adultos que ahora prefieren entretenerse en casa a realizar actividad física fuera de ella. En algunos países como Chile, las familias adquieren estos productos deliberadamente con el objetivo de sacar a sus hijos de las calles, dadas las altas tasas de delincuencia de ciertos sectores. Es posible que este fenómeno también esté ocurriendo en otros países como Venezuela, Brasil o Colombia que poseen mayores índices de delincuencia.
Finalmente, la plaza automotriz en Latinoamérica se ha incrementado enormemente registrando un crecimiento promedio anual de 5.9% desde el año 2000 al 2012. De los países más grandes, México lidera este ranking con un 7.6% de crecimiento y Argentina y Uruguay vienen a ser los últimos por su alta tasa impositiva con crecimientos de 1.4% y -0.3% respectivamente. Si bien la evolución automotriz refleja progreso, también refleja que el latinoamericano camina menos, impactando directamente en la actividad física y por ende en el sobrepeso.
En general los países con mayores tasas de obesidad reúnen una serie de características que son compartidas, pero que sin embargo, no son suficientes para determinar cuáles son las causas específicas que determinan la obesidad, especialmente en un continente que está experimentando cambios tan profundos como Latinoamérica. Los cambios son más profundos al constatar las diferencias locales en cada país. Por ejemplo Argentina, Brasil y Uruguay poseen una gran parte de la población de origen portugués e italiano, en cambio Chile y el resto de Latinoamérica posee una mayoría de origen español y una minoría indígena lo que también puede determinar la propensión a engordar, otros aspectos tienen que ver con las comidas tradicionales de cada región y su propensión a consumir alimentos internacionales.
Aunque la obesidad ha estado creciendo continuamente a lo largo de los años, solamente hace poco ha cobrado importancia e interés para la población. Antes la obesidad solamente era considerada como un malestar estético, en cambio ahora se está empezando a asociar a distintos problemas de salud. De esta forma, es ahora cuando distintas empresas van a empezar a preocuparse de generar una oferta diferenciada para las personas con sobrepeso.
Las perspectivas de la obesidad en Latinoamérica no son positivas. Se espera que de aquí al 2017, se registre un crecimiento de 17% de obesos en la población mayor a 15 años, pasando de un 26,54% el 2012 a un 31,05% de personas obesas mayores a 15 años el 2017. El sobrepeso se mantendrá constante, sin embargo. Sumando los dos indicadores, se espera que el 2017 un 68% de los Latinoamericanos posean algún grado de sobrepeso, lo que es una cifra muy desesperanzadora. Si bien los gobiernos ya están haciendo esfuerzos para contrarrestar estas cifras, gran parte de la obesidad se explica por razones más profundas que no son posibles de revertir con un cambio de voluntad, tales como el presupuesto familiar o el sedentarismo ocasionado por el trabajo.